de las huellas que dejó al caer el asteriode, te vi, conversando con la luz, eras frente al sol, una misma imagen, y yo te veía sobre la estrella voladora.
Junto mis manos, una oración, un rezo, una súplica, rendida, ante toda la inmensidad del universo, pido por todos, a Dios, y podamos comenzar a creer en nosotros como la principal fuerza ulterior que va hacia Dios.
miércoles, 7 de octubre de 2009
en el jardín de la casa había tres rosales... era el camino a las estrellas. Y podía ir y venir todas las veces que quisiera.